sábado, 20 de marzo de 2010

El cortito de la siesta


Decepción, desánimo, hombros caídos...sensaciones con las que uno se encuentra ante un inesperado resultado como este. Momentos que uno espera con ansías, que se levanta de la mecedora en donde ha caído rendido ante la modorra post-almuerzo con un impulso tan íntimo como certero. Y va, y toma la revista del domingo, y selecciona la nota de color que asegura el entretenimiento justo para ese momento, y....y....y uno se levanta y ve esto. "¿Sólo esto?".."¿Tanta ceremonia para...esto?"

Y si, a veces pasa, a veces no todo lo que brilla es oro, ni lo que resuena como timbales de la Sinfónica de Berlín asegura un resultado acorde. Estos son los casos que se han categorizado en los libros de la especialidad como "cortito de la siesta" o, del latín, pequenae predormium. Aun así, uno no debe perderse en preguntas sin retorno, sino entender que estos aportes son necesarios para luego llegar a los grandes resultados!

La muestra refleja un buen primer intento, seguido de un abrupto final, pequeño, deshecho, vacío de contenido. Y no habrá más...la compuerta se habrá cerrado y no quedará más alternativa que emprender la retirada, cabeza gacha. Sin grandes estridencias, sin anuncios rimbombantes. Simplemente retirarse con la conciencia limpia (y el opi enjuagado) del deber cumplido.

Hemos decidido en nuestra última junta de la mesa chica darle también un espacio a este tipo de fenómenos. Sirve para mostrar que no todas las mujeres son modelos como en la tele, que no todos los futbolistas son millonarios como se hace parecer, y que no hace falta la descarga del Día D para ser un Artista Sobre Loza.

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